Recordando el genocidio de Ruanda, el Papa dice que las guerras siguen robando la esperanza a los niños
Por Justin McLellan, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- El Papa Francisco pidió a la gente que nunca olvide el genocidio de Ruanda que mató a más de 800.000 personas hace casi 30 años.
"¡Ah ese genocidio! Fue terrible, terrible", dijo el Papa a los miembros de una organización italiana sin fines de lucro que apoya a un orfanato en Ruanda. "No debe olvidarse nunca, para no recaer".
La organización sin ánimo de lucro, llamada "Nolite Timere", que en latín significa "No tengan miedo", organiza adopciones a distancia para unos 400 huérfanos en unas instalaciones a las afueras de la capital ruandesa, Kigali, en el lugar donde San Juan Pablo II celebró Misa durante su visita al país en 1990. Su sitio web dice que la organización trabaja para asegurar que cada niño sea apoyado "no sólo económicamente, sino también moral y espiritualmente".
Al reunirse con los miembros el 27 de enero, el Papa Francisco dijo que su trabajo "nos recuerda, en un mundo donde cada vez más muros y divisiones entre personas y poblaciones parecen multiplicarse, que la caridad no tiene barreras".
El Papa elogió sus 25 años de trabajo con los niños ruandeses motivados "por el deseo común de devolverles la sonrisa y la esperanza en el futuro".
"Recordemos que la guerra y las armas arrebatan la sonrisa y el futuro de los niños, y esto es trágico", dijo.
Unos 95.000 niños quedaron huérfanos durante el genocidio de 1994, según las Naciones Unidas.
El Papa Francisco dijo que el trabajo de la organización promueve la solidaridad creando una "red de afecto que se extiende más allá de las circunstancias momentáneas, trascendiendo las diferencias de edad, nacionalidad, cultura y estatus social".
El grupo demuestra cómo ser voluntario "es mucho más que prestar un servicio o hacer una contribución económica", dijo. "Es una opción que nos hace estar abiertos a las necesidades de los demás" con "manos, con ojos, con oídos atentos, con cercanía".
El Papa rezó "por el fin de la violencia y de los conflictos en el mundo, a causa de los cuales todavía, tristemente, muchos niños siguen sufriendo, siendo explotados y muriendo", y terminó su discurso citando el discurso de San Pablo VI a las Naciones Unidas en 1965: "¡No más guerra!".